Cuando los problemas de nuestro país los tenemos arriba, nada menos que cuatrocientas mil personas en Andalucía han dado su apoyo a un discurso basado en el odio hacia a los que tenemos abajo, colocando el punto de mira en la gente más vulnerable,
Para que surja ese odio, hay que infundir miedo. Los medios de comunicación han colaborado a la perfección en esa empresa. La secuencias de contenidos de los informativos estaban diseñadas con estrategias infalibles. Tras la alarma que generaban las entradas de inmigrantes, en pateras, o saltos a las vallas fronterizas (sin otro armamento que sus heces y orina en botellas de plástico) aparecían las noticias relacionadas con delitos cometidos por extranjeros.
La asociación de ideas está servida, "los inmigrantes tienen la culpa": vienen a quitarnos el trabajo, robarnos las subvenciones y violar a nuestras mujeres.
Ese miedo "se consuela" con mensajes proteccionistas, los mismos "cuidados" prometidos por Trump, Salvini, Bolsonaro... y que les han funcionado a la perfección.
El mensaje se adorna con símbolos nostálgicos de nuestra historia reciente y el producto ya está terminado.
Ahora bien, hacer política basada en el odio tiene sus consecuencias.
Atención , que en lo de apelar a la nostalgia de tiempos duros, deberemos tener en cuenta que en aquellos tiempos hubo otra gente, que sus miedos les llevo a odiar, y ese odio les llevó a actuar con violencia, y que sufrimos con inmenso dolor.
La historia no tiene memoria selectiva
y el que siembra vientos recoge tempestades.
La posibilidad existe, espero equivocarme.
